¿De qué color eran los ojos de Peregrina?
Aquí en Yucatán, siempre a la mujer le gustaron canciones que ensalcen sus ojos, como una particularidad muy notable y nuestros poetas, letristas y músicos nunca se hicieron del rogar. Dijo don Inocencio Isunsa Carcaño, trovador apreciado y primera voz del trío “Los Caminantes de Beyhualé.
Así así ¿como cuántas serenatas ya llevó, no?
¡Machis! Perdí la cuenta, más de dos o tres mil. Las beyhualenses son románticas por naturaleza y gustan del requinto y la musicalidad de las guitarras, a pesar que las nuevas generaciones asisten bastante seguido a esa discoteca “El Tuch de la Xtabay”, brincan hasta desfallecer y gritan hasta enronquecer al compás de música propia del hombre del Neandertal llegan de madrugada a sus casas y se olvidan de nuestras serenatas.
Guitarras y voces, música que a pesar de computadoras y vuelos a las estrellas, no muere. Porque se podrán alcanzar las que brillan en la noche, pero los luceros en ojos de las mujeres ¿cuándo?
Ponga atención don Maximito y deje en paz a sus arañas un momento:
Eucadio Villamil y Vales, dice:
en el rayo de luz de una pupila
Fernando Juanes y González Gutiérrez, refiere:
¡Palomas de los campos
de pardos ojos y ligeras alas..!
Wenceslao Alpuche y Gorosica, advierte:
vuelve un momento a mi tus ojos bellos
Ora que, si vamos a dar una repasada a los poetas letristas de nuestras canciones, encontramos:
Gabriel Antonio Menéndez:
dile a tus ojos que no me miren
porque al mirarme me hacen sufrir
ojos perversos de tintes vagos
ojos que hieren mirando así
Es importante el uso de tintes vagos, y hay más:
Aurelio Velásquez Salazar:
dos azules de mariposas
libando en las luminosas
floraciones de los ojos
se posaron cual suspiro
en el cáliz de tus ojos
dos azules mariposas
Al tomarse al pie de la letra, pasó desapercibido para las beyhualenses en quienes prevalecen los ojos negros, a pesar que en tiempos de Carlota, hubo un destacamento de soldados franceses acampando cerca de aquí.
Beyhualé oyó muchas serenatas, sin darle importancia al color de los ojos, pero cuando se popularizó Peregrina, estalló la revuelta:
Luis Rosado Vega, notable poeta y prosista, además de recopilador de leyendas mayas, escribió en 1923:
Peregrina de ojos claros y divinos
Las beyhualenses se negaron a tumbarse n sus hamacas ¡válgame Dios! Querían tener los ojos claros y divinos.
Acudieron a médicos, boticarios, h-menes, curanderos, hechiceras, charlatanes y farsantes y nada. Siguieron con los ojos negros a pesar de utilizar doscientas o más clases de gotitas. Se acabaron los goteros en Beyhualé y se tuvo que pedir una remesa especial a Mérida.
Antes semejante escándalo y rebelión femenina que puso en cuarentena a los maridos, porque ninguna se dejó tocar un cabello, vino la reacción de los afectados dirigida al presidente municipal.
Señores, veámoslo con el cuidado requerido, el verso dice: de ojos claros y divinos, analicemos bien ¿azules? ¿verdes? ¿verde mar? ¿celeste? ¿ambarinos? ¿cuál? Y si nos vamos por lo divino, este no es un color, sino tal vez luz, brillo, relámpago ¿dorado? Si juntamos dorado y azul quizás nos dé determinado tono, porque amarillo y azul se vuelven verde ¿limón? A menos que ¿violetas? ¿Peregrina tenía los ojos violetas? Cómo saberlo, a quién preguntarle, porque el poeta nos deja en ascuas ¿fue intencional? ¿verde fosforescente? ¿fuegos de San Telmo? ¡Carajo! ¿De qué color tenía los ojos peregrina?
Don Rach Villaseñor Fuentes viajó a Mérida y se entrevistó con el gobernador. De regreso a Beyhualé reunió a los trovadores y les pidió desempolvar canciones antiguas, además de aprenderse las nuevas que hagan referencia a los ojos negros.
Así del mismo
Luis Rosado Vega:
Hay en tus ojos negros zegríes
lumbre del oriente
deje que bese tus ojos negros
tus ojos negros hasta morir
¿Remordimiento? Quién sabe
Luis Espinosa Alcalá:
esta envidiando la noche
a tus lindos ojos negros
Juan Acereto Manzanilla:
mirar tus ojitos negros
Carlos Duarte Moreno:
tus ojos con su belleza
me hacen mucho mal
Alfredo Aguilar Alfaro
tienen tus ojos un raro encanto
¡Ojos que tiene sabor a llanto!
Antonio Plaza Llanes:
la vi en el fondo de tus lindos ojos
Beyhualé regresó a la tranquilidad de serenatas y hamacas compartidas.
Hasta que “Los Gatos Pardos” cantaron la letra de una tonada de William Armando Ceballos Gómez y empezó el lío otra vez:
hay en tus ojos un verde claro
Bestard Vázquez, Joaquín (2003). Ciento y un años, Koyoc. Mérida: Ediciones de la Universidad Autónoma de Yucatán. Pp. 197-200